La noche se tornó mucho más complicada de lo planeado para el elenco millonario, si bien volvió a sacar adelante otra fase de mano a mano y continuar con vida en los tres frentes activos: el torneo local, la Copa Argentina y la Copa Libertadores, dejó un amplio margen de dudas.
El equipo de Marcelo Gallardo se acostumbró a empatar y decidir su suerte mediante la vía de las penales, esa que tantas frustraciones le ha traído a lo largo de su historia.
En una semana sobrevivió a dos definiciones desde los doce pasos con Franco Armani como principal figura y se mantuvo a flote en las dos copas para meterse en cuartos de final en donde le tocará jugar ante Palmeiras (Libertadores) y Racing (Copa Argentina).
Cuesta encontrar las palabras para definir a este River que no luce, que no es confiable pero que tampoco pierde. Su técnico no lo definió pero lo puntuó: «Somos un equipo 5 puntos«.
«En una línea media entre aprobado y desaprobado. Nos alcanza para no perder, pero hay que mejorar para ganar. Se lo digo a los jugadores. Hay mucho margen de crecimiento y eso me tiene ilusionado. La búsqueda es continua. Hay que jugar mejor«, agregó Gallardo.
Yendo a lo futbolístico, el problema de este River principalmente es su mediocampo. Gallardo todavía no encontró los nombres más calificados para un sector del campo en donde queda demostrado si un equipo juega bien o juega mal, pese a que la historia se cocina en las áreas.
River es lento en su gestación y lento en sus retrocesos. Le cuesta recuperar la pelota y también generar fútbol. En muchas oportunidades, cuando forman la línea de 3 en salida (los centrales y Enzo Pérez oficiando de líbero), el equipo se hace muy largo y no le queda otra que recurrir a los pelotazos para disputar la famosa segunda pelota.
Sin embargo, este River 5 puntos no pierde, suele generar más que sus rivales y está peleando en todos los frentes disponibles. De todos modos, todavía no es un equipo que ofrezca las garantías suficientes como para ponerse el mote de candidato ni mucho menos.