Por Antonio Gustavo Gómez (*)
Hay cosas que uno no espera ver en democracia: ministros que denuncian espionaje sin pruebas, jueces que censuran audios como si fueran spoilers de una serie, y hermanos presidenciales que invocan el Código Procesal como si fuera un conjuro de Harry Potter. Pero aquí estamos, en la Argentina del 2025, donde “La Libertad Avanza” parece avanzar sobre la libertad de expresión.
El efecto Streisand, versión criolla
Todo comenzó con unos audios incómodos. ¿Contenido explosivo? ¿Revelaciones de Estado? No, ¿simples grabaciones que molestan al Gobierno, Karina Milei, Patricia Bullrich y un largo etcétera menemista? ¿La solución? No desmentir, no explicar, no ignorar. No. Mejor pedirle a un juez que prohíba su difusión en todos los medios del país. Porque si algo hemos aprendido del siglo XXI es que la censura siempre funciona… para viralizar lo censurado.
El juez Alejandro Maraniello, en un acto de prestidigitación jurídica, ordenó al ENACOM que impida la difusión de los audios en televisión, radio, prensa gráfica, redes sociales, y si yo hubiese sido el magistrado también en servilletas, tatuajes y señales de humo.
Medida cautelar sin audiencia: justicia ninja
La jugada legal fue tan silenciosa que ni los medios se enteraron. No es un amparo, no es una querella, no es una denuncia penal. Es una medida cautelar civil, dictada sin audiencia previa. Una especie de “justicia ninja” que actúa en la sombra, golpea y desaparece. Ideal para quienes creen que la transparencia es una amenaza y que el derecho a la información es un exceso de confianza ciudadana.
¿Y ahora qué?
Lo que sigue es predecible: los audios se viralizan, los medios se indignan, los abogados se frotan las manos, y algún canal ignoto se convierte en héroe de la libertad de prensa al apelar la medida y llegar incluso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Seguramente, hasta cobrarán costas y como bonus track, se ganan una entrevista en CNN.
Mientras tanto, el gobierno se enreda en su propia telaraña judicial, y el ciudadano común se pregunta si “La Libertad Avanza” no era solo un eslogan para merchandising electoral.
En resumen: cuando el poder intenta tapar el sol con un expediente, lo único que logra es prenderle fuego a la sombrilla. Y como diría Barbra Streisand, si vas a censurar algo… aseguráte de que nadie lo quiera ver. Porque si no, lo van a ver todos.
(*) Ex Fiscal General ante la Cámara Federal