Chaco. La familia de Cecilia Strzyzowski atravesó este sabado, una jornada cargada de tensión, emociones encontradas y, finalmente, una sensación de alivio luego de conocer el veredicto por el femicidio de Cecilia , ocurrido en junio de 2023 en la provincia del Chaco. Tras más de dos años y medio de proceso judicial, el tribunal dio a conocer las condenas para los responsables del asesinato, entre ellos su exesposo César Sena, quien fue hallado culpable por el crimen. También recibieron condena sus padres, Emerenciano Sena y su esposa, Marcela Acuña, junto a otros tres imputados Gustavo Melgarejo, Fabiana González y Gustavo Obregón que participaron en distintos grados en la trama del femicidio. Por su parte, Griselda Reinoso, fue absuelta tras ser declarada inocente.
La lectura del veredicto marcó el cierre de una etapa dolorosa para la familia de Cecilia, que durante todo este tiempo mantuvo un bajo perfil público, condicionado por la marcha de la investigación y por el profundo impacto emocional que provocó la pérdida.
Carla Romero, prima de la víctima, relató el difícil camino que debieron atravesar desde aquel junio de 2023, cuando se conoció el crimen que conmocionó a la comunidad chaqueña y al país. La charla comenzó con “El agradecimiento a todos los medios de prensa, a todos los que nos acompañaron, a los que no se callaron, a los que sostuvieron a mi tía y a toda la familia».
“Durante estos dos años y medio prácticamente no pudimos hablar. Solo la madre de Cecilia, mi tia Mercedes Valoy Flores tuvo la fortaleza para hacerlo», explicó Romero, describiendo un escenario en el que el silencio no fue solo una necesidad emocional, sino también una cautela impuesta por las etapas judiciales.

Mientras el caso avanzaba, la expectativa por una sentencia justa se convirtió en el motor para sostener el proceso, aun en medio del duelo permanente.
El femicidio de Cecilia Strzyzowski fue uno de los casos de violencia de género más resonantes del último tiempo en el norte argentino. La joven fue asesinada por su exesposo, César Sena, en un episodio que, según la investigación, combinó violencia física, manipulación emocional y un entramado familiar que contribuyó a encubrir el hecho. La causa se transformó en un símbolo de lucha en contra de la violencia de género y visibilizó, una vez más, el riesgo que enfrentan miles de mujeres en contextos de relaciones atravesadas por el control y el abuso.
La sentencia conocida hoy fue recibida como un acto de justicia largamente esperado. Para la familia, representa no solo una respuesta judicial, sino también un mensaje social sobre la importancia de que estos crímenes no queden impunes. “Hoy por fin se hizo justicia para Cecilia”, expresó Romero tras la audiencia, describiendo el momento como una mezcla de alivio y tristeza. “Nada nos la va a devolver, no tenemos donde ir a ponerle una vela, donde rezarle, pero al menos estas personas fueron encontradas culpables”.

El caso dejó al descubierto la complejidad de los vínculos familiares y la red de encubrimiento que actuó después del asesinato. Los jurados emitio las condenas a los imputados, pero las penas todavía nos e dieron a comocer, decisión que la familia recibió con moderación, priorizando el alivio por las condenas principalmente.
El final del juicio marca un punto de inflexión para los Strzyzowski. Aunque el dolor permanece intacto, el veredicto abre la puerta a un proceso de reparación simbólica y emocional. También deja un precedente en la lucha contra los femicidios, recordando la urgencia de fortalecer los mecanismos de prevención y acompañamiento a mujeres en situación de violencia.
Para la familia, para Carla Romero y para quienes acompañaron el proceso desde el primer día, este veredicto es una confirmación de que la justicia puede tardar, pero debe llegar. Y que cada condena no solo honra la memoria de Cecilia, sino que también aporta un paso más hacia una sociedad que no tolere más la violencia de género.
