Tucumán. El 9 de julio es esperado con mucha antelación por parte del pueblo tucumano, es una fecha muy cara a sus sentimientos, por 24 horas se transforma en la capital del país, la Casa Histórica de la Independencia se convierte en el lugar elegido para concentrar a toda las autoridades políticas, turistas, y ni que hablar de los propios tucumanos.
Como todos los años, la vigilia la encabeza el presidente de la Nación, independientemente de las banderas políticas de que quien ocupe el cargo. En esta oportunidad el encargado de presidir este acto era Javier Milei, quien por «cuestiones climáticas» decidió suspender el viaje a nuestra provincia.
Lo cierto es que el clima de este año, es totalmente distinto al del año pasado cuando 18 mandatarios formaron parte de la foto oficial, en un clima de total gobernabilidad y hasta firmaron un acuerdo conocido «Pacto de mayo», el cual marcaba la reforma laboral, previsional y recortes a los presupuestos provinciales.
En el caso Tucumán en concreto, la suspensión del personal de SCANIA por 14 días, segunda en dos meses consecutivos; el despido de personal en TOPPER, sumado a la suspensión de personal; el sector industrial con presiones tributarias, sumado a la apertura del azúcar del Brasil; hacen inviables de soportar la motosierra presidencial.
Hasta hace unos meses parecía impensado, pero como decía el Martín Fierro, «Para chorizo es largo». El gobernador Osvaldo Jaldo acompañó en todo al presidente, pero ya era hora de marcarle límites al primer mandatario nacional, cosa que no fue de mucho agrado el marco que le esperaba por estas tierras. Sumado al acercamiento entre el gobernador tucumano y el senador Juan Manzur.
Durante la tarde del 9 de julio, la famosa niebla se disipó y los vuelos comerciales pudieron despegar con total normalidad, pero ni aún así el presidente Milei intentó acomodar su agenda y llegarse hasta el «Jardín de la República»; quien si lo hizo fue la vicepresidente Victoria Villarruel, quien desarrollo una agenda descontracturada mostrando la tremenda erosión (grieta) que existe entre ambos mandatarios.
“No sólo vengo como vicepresidente de la Nación, vengo como argentina. He venido muchas veces a Tucumán, tengo muchos amigos en esta provincia y hoy poder acompañar a los tucumanos en la fecha tan importante como la independencia. ¿Cómo estar acá y no venir a hacerme parte del pueblo tucumano?», manifestó Villarruel.

Lo cierto es que una vez más, los internismos y las apetencias personales, volvieron a atentar con lo instituido por parte de quienes tiene en su poder las decisiones más importantes del país. En este caso el presidente, debe aprender de una vez por todas que en democracia se debe negociar, de eso se trata. Los consensos son sanos, y entender que los caprichos no conducen a ningún lado.
El desaire al pueblo tucumano fue una muestra de soberbia y falta de respeto. Hay cuestiones que van más allá de los colores y banderías políticas, pero parece que el presidente todavía no se enteró.
Hoy jueves, será un día crucial en el Senado Nacional, porque los representantes de las provincias intentaran avanzar con proyectos de ley para arrancarle al gobierno nacional, los recursos que les corresponden y que el mandatario les niega desde que asumió la gestión.