En diálogo con Tucumán al Día, Lliana Argañaráz, hermana de Bety Argañaráz, expresó su profunda preocupación ante la reciente decisión de la Corte de Justicia de admitir con una rapidez inusual el recurso extraordinario presentado por la defensa de las condenadas Acosta y Fernández, responsables del crimen y desaparición de su hermana.
La entrevistada calificó de “sorprendente” y “récord” la celeridad con la que la Corte actuó —menos de dos meses después de la revocación de la libertad condicional—, en un proceso que, según recordó, en otros casos puede demorar años. “Es algo inentendible. Hay jurisprudencias en las que recursos similares tardan hasta diez años en obtener admisibilidad”, señaló.
Acosta y Fernández habían obtenido libertad condicional pese a contar con “numerosos informes negativos”. Entre las condiciones impuestas, la principal era cumplir residencia en el domicilio declarado, una pauta que —según las resoluciones judiciales— nunca se cumplió. Personal del patronato que debía supervisar el cumplimiento constató que las reclusas no estaban en la dirección establecida y que se encontraban en otro sitio, lo que derivó en la revocación del beneficio.
La decisión fue adoptada por la jueza Patricia Carugati, luego de una audiencia presidida inicialmente por la doctora Escobar. “El incumplimiento está probado y asentado, es un hecho preciso y punto”, remarcó Iliana Argañaráz.
Tras la revocación, los abogados defensores —pertenecientes al Ministerio Público Fiscal— presentaron un recurso extraordinario, argumentando que las resoluciones judiciales “no mencionaban el riesgo que podría tener el incumplimiento”. A partir de esa interpretación, lograron que la Corte de Justicia admitiera el recurso el 7 de octubre, un hecho que la familia considera un “precedente peligroso”.
“Si la Corte, que debería ser un faro de justicia, da lugar a un recurso por una cuestión técnica, ¿qué mensaje se le está dando a la sociedad? Las leyes están para ser cumplidas, no para que los delincuentes hagan lo que quieren”, cuestionó la entrevistada.

“No están libres, pero el mensaje preocupa”
Pese a la admisión del recurso, las condenadas aún permanecen en el penal y no han recuperado la libertad. Sin embargo, la familia teme que el tratamiento de la causa abra la puerta a una nueva instancia de impunidad. Aún no hay fecha ni juez designado para la audiencia que definirá el futuro judicial de Acosta y Fernández.
“Nos preocupa que la sociedad reciba el mensaje de que no pasa nada, de que quienes cometen crímenes aberrantes pueden volver a la calle. Nosotros seguimos esperando justicia por Betty”, expresó Iliana.
Una historia sin fin
Para la familia Argañaráz, el proceso judicial se ha convertido en una “historia sin fin”. A más de una década del crimen, las condenadas nunca revelaron dónde está el cuerpo de Betty, lo que mantiene abierto un profundo dolor.
“La lucha no termina cuando ellas cumplan la condena el año que viene. Vamos a seguir hasta que Betty aparezca. Siempre se habla de los derechos y beneficios de las condenadas, pero nadie habla de la víctima. De Betty”, concluyó Iliana Argañaráz, con la serenidad firme de quien no se resigna a la indiferencia del sistema judicial.
